La amistad en los niños

 


Los niños desde temprana edad muestran tendencia a jugar con sus iguales y explorar los diferentes entornos. 

El compartir un carrito, una muñeca, una casa improvisada, un tren imaginario, una pelota, forma parte de su cotidianidad y actividad lúdica.   A partir de estos contactos, el niño(a) comienza a establecer vínculos significativos con amigos que también cuentan con gustos comunes. El jugar con alguien en especial se vuelve importante: van surgiendo las amistades. Así mismo, las interacciones familiares (reuniones casuales, celebración de cumpleaños, paseos, salidas a parques, fechas especiales…) crean y motiva en los niños(as) los lazos familiares, que en realidad son nexos valiosos de amistad y afectividad.

Así pues, la interacción con los amigos; en la comunidad, en el barrio, en el jardín, en el colegio, en el club deportivo, fundamentan en los niños el valor de contar con otros y ver que se pueden compartir actividades similares, gustos parecidos, así como crear nuevas posibilidades para el encuentro y la interacción.   La idea es que las amistades cumplan un papel socializante, además de ayudar a incorporar otros valores necesarios para las relaciones interpersonales y sociales; cooperación, solidaridad, respeto, tolerancia, responsabilidad, cuidado, encuentran en la amistad un buen medio de hacerse efectivos o ser puestos en práctica al relacionarse con los semejantes.